Los miembros de la comunidad de Lake Errock abarrotaron un juzgado de Chilliwack para escuchar detalles inquietantes.
Un hombre y una mujer acusados de infligir horribles malos tratos a dos niños de acogida comparecieron el jueves 15 de junio en el Palacio de Justicia de Chilliwack para una vista de sentencia. Los nombres de los acusados no pueden revelarse debido a una prohibición de publicación impuesta para proteger las identidades de las jóvenes víctimas, una de las cuales murió a consecuencia de los abusos, pero la sala del tribunal estaba abarrotada de gente de la pequeña comunidad de Lake Errock, al este de Fraser Valley, donde tuvieron lugar los delitos.
Los acusados eran padres de acogida de dos niños de ocho y once años y los abusos documentados tuvieron lugar entre diciembre de 2020 y febrero de 2021. Ambos se declararon culpables de agresión con agravantes y homicidio involuntario. La Corona y la defensa presentaron una petición conjunta de 10 años por homicidio y seis años por agresión con agravantes, cumplidos simultáneamente.
El juez provincial de Columbia Británica Peter La Prairie presidió la vista de sentencia, que reveló detalles inquietantes de una declaración de hechos acordada por la Corona y la defensa.
Los niños fueron colocados en el hogar el 30 de octubre de 2019 y desde ese momento sufrieron graves abusos físicos y psicológicos que la fiscal de la Corona Theresa Iandorio describió como deliberados y prolongados. El día en que terminó, el niño mayor quedó tan débil por la desnutrición y el castigo físico continuo que el simple acto de ponerse una camiseta era demasiado difícil de hacer. Iandorio sugirió que el hecho de no haber hecho esa pequeña cosa pudo haberle llevado directamente a la muerte.
El 26 de febrero de 2021, los dos niños de acogida se quedaron solos con la mujer, que arrastró al mayor hasta la cocina y lo tiró al suelo. Pateó al niño y lo agarró por el cuello, poniendo todo su peso sobre él. El niño se incorporó e intentó ponerse una camiseta, pero no tuvo fuerzas ni para levantar los brazos por encima de la cabeza. Cuando la mujer volvió a levantarle, le abofeteó con ambas manos y volvió a tirarle al suelo, no pudo amortiguar la caída con los brazos. Su cabeza golpeó el suelo de madera, e Iandorio dijo que el impacto se produjo en la misma zona que la lesión cerebral traumática que le causó la muerte cerebral dos días después y le costó la vida el 1 de marzo de 2021.
Pero, añadió, hubo tantas lesiones durante tanto tiempo que nadie estaba totalmente seguro.
Durante meses y meses los dos niños fueron sometidos a malos tratos que incluían ataduras y armas. Iandorio enumeró los objetos que se utilizaron para golpearles: un trozo de madera de dos por cuatro, un palo de escoba, un cinturón, un zapato, utensilios de cocina, llaves, un teléfono móvil, un cubo, la culata de un hacha y un bote de spray Lysol. Estaban asfixiados, amordazados, con los ojos vendados y atados con bridas y cinta aislante.
Iandorio dijo que ambos niños fueron obligados a hacer saltos, sentadillas y otras actividades físicas descalzos durante horas, a veces desnudos y a menudo con pañales.
"Les obligaban a comer sus heces y vómitos, y a beber orina", explica Iandorio. "Les daban comida para perros de una lata, y lo que no comían se lo llevaban fuera al perro. No les daban la misma comida que a los demás de la casa, y tenían que ver comer a los demás. La comida estaba restringida como forma de castigo. A veces, el mayor iba a la cocina a altas horas de la noche a buscar comida y recibía más castigo".
Cuando murió, el mayor pesaba 28,8 kilos, cuando un peso normal para su edad sería de 49,9 kilos.
"Ambos niños perdieron peso", dijo. "Los huesos sobresalían visiblemente a través de su piel".
La casa tenía cuatro cámaras de circuito cerrado con 16.000 vídeos que equivalen a más de 400 horas de grabación. Iandorio dijo que el hombre y la mujer abusaban de los niños por separado y juntos y que la mujer incluso dirigía a un hijo de acogida mayor y a sus hijos biológicos para que hicieran lo mismo.
Iandorio dijo que en muchos clips se puede ver a la mujer y al hombre riéndose y burlándose de los niños durante los abusos.
Hubo murmullos y jadeos en la sala cuando Iandorio leyó los detalles, y una persona salió sollozando.
Aunque el hombre no estaba presente el día en que el niño mayor sufrió la última y mortal lesión, Iandorio dijo que era "parte en el homicidio involuntario" porque sabía que la mujer estaba abusando del niño, no hizo nada para impedirlo y lo dejó solo con ella. Aquel día, Iandorio declaró que transcurrió casi una hora desde que el niño dejó de reaccionar hasta que la mujer llamó al 9-1-1. La Policía Montada de Canadá acudió después de que la ambulancia se pusiera en marcha.
La Policía Montada de Canadá fue requerida después de que los equipos de ambulancias y bomberos constataran las graves lesiones del niño y las incoherencias en la versión de la mujer. Al ejecutar una orden de registro el día en que se le retiró el soporte vital, encontraron el trozo de madera de dos por cuatro debajo de un sofá, junto con bridas y cinta adhesiva usadas. También encontraron unos pantalones de niño con cinta aislante en los tobillos, cuyo ADN coincidía con el del niño.
La Corona y la defensa esperan necesitar más de un día para presentar sus alegaciones, y es probable que el juez La Prairie dicte sentencia más adelante.
